Desde hoy todas las compañías eléctricas están obligadas a facturar a sus clientes utilizando el nuevo modelo de cálculo del coste de la energía de la factura de la luz. El nuevo sistema está vigente desde abril, pero las empresas han dispuesto de tres meses para adaptar sus sistemas. El Ministerio de Industria ha puesto fin al sistema de subastas que servía para fijar la tarifa (la polémica desatada por la subasta del ‘tarifazo’ del pasado diciembre fue el detonante último), y lo ha sustituido por un nuevo modelo que establece el precio en función de cómo cotiza la electricidad en el mercado mayorista. í‰stas son algunas claves para no perderse con la nueva factura de la luz que las eléctricas ya han empezado a aplicar. Afecta a 17 millones de clientes Los cambios afectan a los clientes que están acogidos a la tarifa regulada, que son la mayoría. La antigua tarifa de último recurso (TUR) ha pasado a denominarse desde el pasado enero precio voluntario para el pequeño consumidor (PVPC) y a ella están acogidos unos 17 millones de clientes en España. La tarifa está integrada por un componente energía que sirve para cubrir los costes de la generación de energía y que se fijaba en subastas trimestrales; un segundo componente que son los peajes de acceso, que determina el Gobierno y que cubren los costes regulados (distribución, transporte, las primas a renovables y cogeneración, costes extrapeninsulares…); y también por impuestos. Cómo se fijaba el precio y cómo se fija ahora El Gobierno fijaba directamente el nivel de los peajes de acceso, que representaban aproximadamente la mitad del recibo, y también los impuestos. El componente energético de la factura se establecía trimestralmente a través de subastas en la que participaban fondos de inversión, traders y las propias compañías eléctricas. Son estas pujas las que ha eliminado Industria para evitar sobresaltos como el ‘tarifazo’ de diciembre y, según el propio Ministerio, para abaratar la tarifa. Con el nuevo modelo, los peajes los seguirá fijado el Gobierno, aunque desde el 1 de enero se ha instaurado un nuevo sistema que contempla subidas automáticas si se producen desviaciones de los costes previstos del sistema eléctrico. Es en la fijación del componente energético en el que se produce una auténtica revolución. Esa parte del recibo ya no se fija por subastas trimestrales, sino en función de la cotización del mercado mayorista (pool). Entre el contador inteligente, las medias y las ofertas de las eléctricas Si el usuario tiene contador inteligente, que mida el consumo por horas, en su factura mensual vendrá desglosado cuánto consumió en cada momento y qué precio tenía el kilovatio en ese preciso instante, según su cotización en el pool. Hoy por hoy, los usuarios con este tipo de contadores son una minoría y pocos dan por hecho que se cumpla el objetivo de que todos los clientes cuenten con uno antes de 2019. Si el usuario no tiene contador inteligente, la compañía eléctrica calculará la media de la cotización del pool de todos los días del periodo de facturación, que seguirá teniendo carácter bimestral, y con ella fijará un coste promedio del componente energético del recibo. Para evitar la fuerte volatilidad en los recibos, el Gobierno obliga a las eléctricas a que hagan ofertas con una especie de tarifa plana para todo un año: pagar lo mismo por cada kilovatio, independientemente de lo que haga el pool. Las eléctricas ya diseñaron esas ofertas, pero no parecen de momento atractivas para el usuario: las comercializadoras eléctricas de referencia, entre las que figuran Endesa, Iberdrola, Gas Natural Fenosa, EDP España y E.ON, presentaron a la CNMC ofertas fijas anuales hasta un 17% y un 11% más caras que el mejor precio del mercado y que la tarifa reguladas, respectivamente. ¿Pagar más o pagar menos? El Gobierno ha defendido desde el primer momento que el nuevo modelo de cálculo serviría para abaratar el precio final que pagan los ciudadanos por la luz. Sin embargo, no se puede responder con seguridad a la pregunta de si los usuarios acabarán pagando más o menos que con el anterior sistema, porque el precio dependerá de cómo evolucione la cotización del pool, un mercado extremadamente volátil. En lo que va de año, la cotización del pool ha estado por debajo del precio transitorio de referencia que fijó en enero el Gobierno para calcular el precio de la luz. Pero el sector da por hecho que, tras un invierno de gran hidraulicidad y con mucho viento, en verano la cotización del mercado mayorista subirá. En el primer semestre del año el precio de la luz ha caída en torno a un 10%, según informa Europa Press citando fuentes del sector. Sin embargo, esas mismas fuentes anticipan que la cotización del pool iniciará en los próximos meses una escalada al alza que puede comerse toda la rebaja de la primera mitad del año. Según sus cálculos, el pool cerrará el año con una rebaja de los precios de en torno a un 3% o incluso puede llegar quedarse en cero. De momento, sale a devolver El Gobierno fijó de manera provisional para el primer trimestre, aunque se ha aplicado también en el segundo, una tarifa provisional de la electricidad (la que han estado cobrando las compañías) que ha resultado mayor a la que ha venido fijando el mercado mayorista (la que de facto cobrarán), y a los clientes se les reembolsará esa diferencia. Los clientes acogidos a la tarifa regulada recibirán antes del 31 de agosto una devolución de lo que han pagado de más en su recibo de la luz. Se estima que los usuarios recibirán una media de unos 24 euros por contrato y que, en algunos casos con bajas potencias contratadas y alto consumo, la devolución puede rondar los 40 euros, según adelantó EXPANSIÓN.
Compartir esta noticia