El fraude energético es una realidad que afecta gravemente al sector y a la economía de cada país, por ello detectar estas incidencias en la red de distribución permite ahorrar grandes cantidades de dinero en pérdidas. En 2015, según datos de la CNMC (Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia), estas incidencias provocaron más de 150 millones en pérdidas. El IIC, (Instituto de Ingeniería del Conocimiento), usando técnicas de Big Data y analítica predictiva, colabora con las compañías eléctricas y de gas para detectar y frenar el fraude energético y optimizar el servicio, una práctica que beneficia tanto a las distribuidoras como a los consumidores finales. Para ello emplea tecnología propia que se adapta y renueva según las necesidades específicas de cada problema. Así, el sistema puede amoldarse a los distintos tipos de distribución de energía y a las diferentes zonas geográficas, garantizando siempre el mejor modelo de detección de fraude posible según las necesidades particulares de cada cliente. Julia Díaz, directora de Innovación del área Health and Energy Predictive Analytics en el IIC, afirma que actualmente el Big Data es la forma más eficaz para acabar con el fraude. -œAplicando técnicas de Big Data y utilizando análisis predictivo es posible ofrecer a las compañías información muy específica de los posibles casos de fraude y optimizar así los recursos. Con la observación de patrones de comportamiento de los usuarios podemos predecir cuáles son potencialmente sospechosos de cometer incidencias en la red energética lo que ayuda enormemente en las campañas de inspección-. Normalmente, las distribuidoras realizan controles periódicos a empresas y viviendas particulares. Con el análisis exhaustivo de los datos de cada usuario y la posibilidad de predecir comportamientos gracias al histórico, tarifas, etc. el IIC guía a los inspectores para acudir a aquellos sitios que podrían estar cometiendo alguna falta. El análisis de datos también puede aplicarse a los contadores inteligentes (smart meters) que proporcionan a la compañía los datos en tiempo real. Dentro de las incidencias pueden establecerse dos categorías: actuaciones que inciden sobre la red del distribuidor, como enganches directos a la red, e intervenciones sobre los equipos de medida, como la manipulación del contador. El fraude energético puede producirse a nivel residencial o industrial. Para Julia Díaz, establecer un perfil del defraudador es complicado puesto que es muy variado y entran en juego muchas variables. No obstante, según los datos del IIC, en España en el sector empresarial son las pequeñas y medianas empresas las que más comenten este tipo de faltas. -œAquí, contrariamente a lo que se puede pensar, la gran mayoría del fraude viene de empresas o usuarios con consumo no muy elevado-, explica la directora.
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