Un PPA, acrónimo de Power Purchase Agreement (en español, acuerdo de venta de energía), es un contrato de venta de energía a largo plazo. Las partes implicadas son los productores, por un lado, y los consumidores o comercializadoras, por otro. En este post nos aproximaremos a la implicación que tiene un PPA a un consumidor y a una comercializadora. Empezemos explicando que un PPA es un contrato energético en el que el vendedor se compromete a inyectar en la red la energía que genere. El compromiso del comprador, por su parte, es consumirla bajo unos términos contractuales que pueden o no restringir el suministro de dicha energía en un mercado liberalizado. Este tipo de contrato suele ser a largo plazo (por ejemplo, 5 o más años o la vida útil de una planta industrial). Durante este tiempo, el comprador paga por la disponibilidad de las plantas y por la energía que se genere, con una tarifa binómica pactada libremente. De esta manera, unos garantizan ingresos con los que poder financiar sus proyectos y los otros, fijan sus costes de aprovisionamiento de electricidad a largo plazo. En España todavía se han firmado pocos contratos de esta tipología. Sin embargo, los precios de promoción renovable, la abundancia de recurso y la escasa oferta de retribución pública, los convierten en el producto de moda en el sector. PPA desde la perspectiva de la demanda El consumidor contrata el PPA a 1 o 2 años bajo tres modalidades principales de contratación: -Productos anuales a precio fijo: Se ofrece al consumidor un precio fijo por periodo tarifario en función de la tarifa de acceso. Este precio se fija por el período contractual y sólo se puede modificar en el supuesto de que hayan cambios en los conceptos regulados (peajes y/o impuestos). -Productos indexados: Son productos en que el precio de la energía suministrada recoge parcialmente (mediante una fórmula específica) las fluctuaciones de precio en el mercado mayorista. Los cambios en conceptos regulados se repercuten. La factura integra los precios de mercado por periodo en función de la fórmula propuesta. -Productos de compra en pool: Son productos en que el precio de la energía suministrada es el resultado de la suma total del coste real de compra horario multiplicado por el consumo horario del período de facturación. En este caso la negociación se centra en el margen de comercialización que se expresa en c€ por kWh. El cliente asume el riesgo de mercado pero a la vez tiene la posibilidad de gestionar su consumo para optimizar el precio. Ventajas para una comercializadora independiente Los PPA representan una alternativa de cobertura de precio a corto, medio o largo plazo (generalmente, a mayor plazo, menor precio). Además, genera la posibilidad de poder -œinnovar- en las modalidades de ofertas al consumidor final (cap, floor, etc..). Así mismo, ofrece energía eléctrica 100% renovable. Finalmente, permite a una comercializadora independiente posicionarse en las primera posiciones en la puesta en marcha de la transición energética. En cambio, los riesgos incluyen: -Riesgo Precio en caso de reducirse los precios energéticos (reduciría la competitividad de la comercializadora) -Cambios regulatorios. Actualmente el mercado es todavía inmaduro -Quiebras o incumplimientos por parte del productor (rating) -Negociación de cláusulas en el contrato (coeficiente de apuntamiento -“perfil-, garantías, etc..) Como conclusión puede afirmarse que existe un PPA adecuado para cada operación, en función de su plazo puede tener un objetivo u otro. Adicionalmente, representa una nueva opción para los comercializadores para realizar sus coberturas a plazo. Es también una nueva alternativa de contratación para el consumidor y abre la posibilidad que sea el propio mercado quien haga bancables nuevos proyectos de energías renovables. Es un modelo ya en funcionamiento en otros mercados internacionales. Si deseas comentar esta noticia debes registrarte o bien acceder a con tus credenciales.
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