La Comisión Nacional de los Mercados y la Competencia (CNMC) está sancionando a empresas comercializadoras de electricidad por no adquirir en el mercado mayorista toda la energía que suministran a sus clientes y por no presentar las garantías que respaldan dichas compras. En más de un caso, la sanción se acompaña de la inhabilitación para ejercer la actividad. En los últimos meses, las multas anunciadas por estas prácticas han ascendido a 1,1 millones de euros, y las deudas que han dejado las empresas inhabilitadas a 17 millones. Esta misma semana se ha conocido el último caso: Euroenergía del Levante, que ha recibido una sanción de 150.000 euros y deja una deuda pendiente de 6,7 millones con el sistema. La CNMC destaca que esta empresa es la heredera, en comportamientos y en clientes, de otras dos comercializadoras, Elecval y Cenermed, que también fueron inhabilitadas por no comprar la energía en el mercado mayorista y por no presentar las garantías correspondientes. A Cenermed, concretamente, le cayó una multa de 800.000 euros, y dejó la mayor deuda registrada hasta la fecha en la materia: 8,2 millones. Los clientes de las comercializadoras inhabilitadas no lo notan porque, físicamente, la energía la suministran las empresas distribuidoras. Cuando se destapa el pastel y la empresa deja de operar, pasan a ser clientes de las comercializadoras de referencia -las grandes eléctricas bajo régimen regulado- y no tiene mayor importancia. Además, cuando la situación afecta a consumidores con más de 10 kW de potencia contratada, que por Ley son penalizados económicamente si son clientes de una comercializadora de referencia, no se les aplica dicha penalización hasta que vuelven al mercado libre. Sí lo notan, en cambio, los generadores y el resto de comercializadoras, porque tienen que asumir las deudas de un modo prorrateado. Siete meses de desfase La situación se produce porque las comercializadoras han de comprar en el mercado mayorista la energía que van a suministrar a sus clientes con un día de antelación y deben presentar las garantías económicas que respalden las compras. Lo malo es que hasta siete meses después, REE no coteja la energía comprada con la energía realmente comercializada para calcular el descuadre -denominado «desvíos» en la jerga técnica- y hacer la liquidación correspondiente. Si sale a favor del comercializador, se le devuelve el saldo; si sale en en contra, se acude a las garantías para cubrir la deuda. Los desvíos suelen responder al crecimiento o a la merma de la bolsa de clientes de la empresa, pero también puede ser que se asuman demasiados riesgos o que, directamente, haya un comportamiento delictivo y no se piense pagar la energía que se cobra a los clientes. En cualquier caso, si faltan garantías y la empresa no es solvente para hacer frente a los desvíos, no se sabe hasta siete meses después. En mayo pasado, el regulador anunció otras dos multas por las mismas razones. A Europa Global Energy le cayeron 200.000 euros y tras la inhabilitación dejó una deuda de 2,1 millones; menos grave fue el caso de Electrourbano: sólo le cayeron 10.000 euros y no fue inhabilitada
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